ANTI-TRADING
18.-Cuando la mente pesa demasiado: aprendiendo a gestionar los pensamientos recurrentes
En mi última sesión con la psicóloga hablamos de algo que llevaba tiempo preocupándome: mi cabeza, mis pensamientos. Sentía que tenían demasiada fuerza sobre mí, hasta el punto de condicionar mis emociones y mi descanso.
Hace unas semanas había comenzado a tomar medicación para dormir. La ansiedad la tenía relativamente controlada, pero lo que realmente me sorprendió fue la experiencia del primer día con la pastilla. Venía de dos semanas durmiendo muy poco, con la sensación de que mi cabeza estaba colapsada. Los pensamientos se agolpaban como si ocuparan espacio físico dentro de mí; la sentía tan pesada que apenas podía concentrarme.
Esa noche dormí seis horas del tirón y, al despertar, tuve una sensación opuesta: mi mente se había vaciado por completo. Ligereza, claridad, descanso. Pude comparar con nitidez el contraste entre el peso del día anterior y la ligereza de esa mañana. Y entonces entendí algo: además de la ansiedad, mi verdadero problema son los pensamientos recurrentes.
Tres tipos de pensamientos que me dominan
Le expliqué a mi psicóloga cómo funcionan esos pensamientos en mí. Me acompañan de fondo durante todo el día, siempre ligados a aquello que más me preocupa o interesa en ese momento. Cuando operaba en bolsa, mi cabeza giraba en torno a las expectativas, las operaciones abiertas y las posibles ganancias. Cuando atravesaba dificultades en la empresa, esa preocupación ocupaba todo mi espacio mental.
Y ahora, que estoy centrado en las terapias y en conocerme a mí mismo, los pensamientos giran en torno a eso: reflexiones constantes sobre las sesiones, mis intervenciones, lo que dicen los compañeros, lo que podría escribir en el blog o en el libro.
Analizando la situación con ella, clasificamos mis pensamientos en tres grupos:
Pensamientos irracionales
Surgen después de hablar en terapia. Me generan angustia porque dudo si me he abierto demasiado, si he contado algo íntimo que me hace vulnerable o si dije algo que no debería.Pensamientos obsesivos de las terapias
Son recuerdos de las intervenciones de los demás o vueltas constantes sobre lo que se habló en grupo, que me acompañan durante todo el día.Pensamientos creativos obsesivos
Ideas que aparecen de forma repentina y que mi mente insiste en no soltar: posibles artículos, reflexiones para el libro, formas de ayudar a otros desde lo que estoy viviendo.
Herramientas para domar la mente
Mi psicóloga me propuso herramientas concretas para cada caso:
Para los pensamientos irracionales
Enfrentarme a mis propios pensamientos. Responderme a mí mismo: “Lo que dije en terapia está bien. Lo expresé porque lo sentía así en ese momento y estoy en un grupo seguro. No hay nada malo en mostrar lo que siento”.Para los pensamientos obsesivos de terapia
Poner un límite con una frase: “Luego te pienso”. Reservar un espacio del día para reflexionar sobre las sesiones, pero no dejar que mi mente me bombardeé durante todo el día y sin descanso.Para los pensamientos creativos obsesivos
Anotar rápidamente la idea, ya sea en notas de voz o por escrito. De esa manera la mente entiende que la he guardado y no necesita mantenerla activa todo el tiempo.
Sencillo en apariencia, pero muy complejo en la práctica.
Me doy cuenta de que necesito herramientas para controlar mi mente. No porque sea débil, sino porque es demasiado potente como para dejarla sin dirección. Al final, controlar la enfermedad es esto: conocerte, entender el mecanismo de tu propia mente, reconocer sus trampas y aprender a no dejarte arrastrar por caminos que no son los que quieres recorrer.
Es una tarea ardua, pero también valiosa. Cada herramienta que aprendo es un paso más hacia la recuperación, hacia ese punto en el que mi cabeza deja de ser una carga y se convierte en una aliada.
Anti-Trading.com
© 2025. Todos los derechos reservados