ANTI-TRADING
60 .-Mientras tanto sigo aquí ...... otra noche sin dormir......
De nuevo esta noche vino a verme el insomnio.
Hace ya 9 años, cuando nació mi hijo mayor, que no nos dejaba dormir, recuerdo que me escuchaba esta canción de Rosendo, Barricada y Aurora Beltrán , por hacer la vida un poco mas divertida y no caer en la desesperación.
Segundo día consecutivo durmiendo apenas unas horas y, otra vez, a la 1:30 ya estaba despierto.
A estas alturas del proceso ya sé que, cuando me pasa esto, no sirve desesperarse ni luchar contra la noche. Algo dentro de mí no anda bien: demasiado cortisol, demasiado enfado, demasiada alerta interna. El cuerpo se activa en cuanto se mete en la cama, igual que si hubiese un león en la puerta, aunque el peligro solo exista en mi mente.
Consigo dormir un ciclo completo —unas tres horas— y después en pie.
Infusión, un poco de lectura, escritura… y quizá más tarde meditación o respiraciones. A ver si Morfeo quiere volver. Últimamente más que amigo, es un conocido que aparece cuando quiere.
Escribir me ayuda a entenderme.
Lo necesito.
Ahora mismo no es el juego lo que dispara mis emociones, sino lo que ocurre en el colegio de mis hijos. Lo contaré con calma, para ordenar mis ideas.
Ayer por la mañana recibí una llamada de un número desconocido. Con la ley de segunda oportunidad en marcha y dos bancos llamándome a todas horas —correo, teléfono, whatsapp, incluso al trabajo— ignoro todos los números que no tengo guardados. Por whatsapp nunca me llaman, así que revisé si ese número estaba en el grupo de padres del colegio.
Allí estaba.
Le escribí: “Hola, tengo una llamada tuya.”
Respondió que quería hablar conmigo más tarde, porque estaba en el médico.
Acordé con esta persona hablar a final de la mañana: a las 13:00 h. Cuando llegó la hora, atendí. Una madre, con acento extranjero, quería darme las gracias por los mensajes que dejé en el grupo días atrás. Me dijo que no podía contarme mucho por estar en proceso de denuncia, pero que necesitaba hablar conmigo, agradecerme —ella y su marido— por defender públicamente algo que pocos se atreven a decir: que antes de condenar a familias, habrá que saber qué ha ocurrido con los niños.
No puedo entrar en detalles porque esto está vivo, en movimiento, y además no es mi historia. Pero sí puedo decir lo que sentí.
Esta mujer me contó que su hijo duerme mal, que tiene miedo al colegio, que están yendo al psicólogo, que llevan meses pidiendo respuestas a los profesores y a la dirección del colegio y que al no hacerles caso han tenido que recurrir a denunciarlo.…
Al finalizar la conversación me dijo algo que tengo que reproducir textualmente: " Ayer cuando esa madres escribieron esos mensajes de condena y después leí los tuyos me senti como en la edad media, cuando apredreaban a la gente . Sentí como si me estuvieran apedreando sin motivo, sin saber que es lo que ha pasado y con tu mensaje sentí como si fueses la única persona que en ligar de tirar piedras sin saber, me cogió la mano y me dio un sorbo de agua. Por eso quiero agradecértelo de corazón . "
Sentí algo en el pecho difícil de explicar. Un pellizco profundo. Una mezcla de tristeza y orgullo.
Una de las sensaciones más intensas que he sentido nunca.
Si algo tengo claro es esto:
Siempre estaré del lado de los niños.
Lo que comparto aquí es mi percepción, no un veredicto.
No afirmo tener toda la información ni la verdad completa. Es más , soy consciente de que nunca la tendré.
Pero opino —y es solo mi opinión— que en este caso hay algo que huele a injusticia. Huele a silencio forzado. Huele a miedo.
Porque el colegio no pidió prudencia, información o calma.
Pidió señalar, posicionarse, condenar a familias que denuncian. De forma sutil en su reunión... muy sutil pero funcionó, porque los padres salieron de allí en busca del enemigo.. de las otras familias , sin parar a pensar ni siquiera en sus propios hijos.
No puedo entenderlo.
Yo nunca apoyaré ciegamente a una institución, ni a un profesor, ni a un director, ni a un padre, ni a nadie sin antes escuchar a la parte vulnerable. Y la parte vulnerable siempre son los niños.
Después hablé con otra madre, una de las defensoras del colegio. Al ir a recoger a mi hijo a una extraescolar la pregunte si ella había ido a la reunión con los profesores y si me podía contar de que iba todo esto. Me dio la otra versión, la de los profesores, y confirmé lo que sospechaba: el colegio busca movilizar a los padres para presionar y proteger su imagen ante inspección. Eso, para mí, sí es acoso. Para mí es una respuesta cobarde. Para mí. ....No digo que sea la verdad absoluta.
Yo sé lo que se siente cuando te señalan.
Yo pasé por dos denuncias falsas en mi trabajo.
La verdad se descubrió sola.
Yo solo esperé ( eso si, sufrí ansiedad durante la espera ).
Por eso me enciendo. Porque yo no movilicé nadie, solo espere a que me inspeccionaran y sacaran conclusiones.
Cuando uno no ha hecho nada malo , debería estar tranquilo ( dentro de lo que cabe , claro).
Moraleja de esta noche en vela
Dormiré poco.
Hoy estaré reventado, otra vez.
Aceptar insomnio con resignación no es fácil, pero escribir lo calma, al menos un poco.
Me preocupa esta situación, me remueve por dentro.
Defender lo que considero justo me agota, pero forma parte de mi esencia.
Y seguiré haciéndolo.
Mientras la inspección evalúa, mientras los adultos opinan,
los únicos que saben la verdad completa son ellos: los niños.
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